Ya sabes eso de que el hombre es el único animal que tropieza dos veces con la misma piedra. Y, aunque se supone que deberíamos aprender de nuestros errores, tampoco pasa nada ni debemos hacer un drama cuando esto ocurre y cometemos el mismo fallo otra vez.
El problema viene cuando no se trata de una, ni de dos, ni de tres veces, sino de seguir tomando casi de forma sistemática ciertas decisiones o adoptando unos comportamientos a pesar de saber perfectamente cuánto nos perjudican, ya sea a nivel físico o emocional.
Ejemplos hay muchos y de todos los ámbitos: desde los más extendidos como beber alcohol, consumir drogas o fumar (aunque aquí tendríamos que hablar del problema de la adicción que le da otra dimensión al asunto) a otros que pueden parecer más inofensivos: quedarse hasta muy tarde viendo una serie sabiendo lo que ocurrirá al día siguiente; darse un atracón de comida sabiendo que después viene el malestar digestivo, físico y emocional; volver a mantener contacto con esa persona sabiendo que nos deja KO emocionalmente…
En definitiva, ¿a qué se debe esta especie de pérdida de control, de anulación de la voluntad, de abandono del foco o de, simplemente, actuación sinsentido que hace que hagamos cosas que nos hacen mal?
Aunque no se puede generalizar porque cada situación así es un mundo y depende tanto de la persona como del tipo de comportamiento reincidente, hoy vamos a intentar explicar qué suele estar detrás en muchos casos, tal y como hemos comprobado en nuestro centro de psicólogos en Pozuelo de Alarcón.
Comportamientos nocivos: por qué hacemos cosas que nos hacen mal
Es común que, a pesar de ser conscientes de que ciertas acciones nos perjudican física o emocionalmente, las llevemos a cabo de todos modos en repetidas ocasiones, con más o menos frecuencia. Este fenómeno ha sido objeto de estudio en la psicología y se atribuye a diversos factores que afectan nuestra toma de decisiones y comportamiento que hacen que hagamos ¿a qué se debe esta especie de pérdida de control o de actuación sinsentido que hace que hagamos cosas que nos hacen mal:
1.- Disonancia cognitiva:
Uno de los conceptos clave para entender este comportamiento que nos lleva a hacer cosas que nos hacen mal es la disonancia cognitiva. Este término se refiere a la tensión interna que experimentamos al mantener simultáneamente dos pensamientos o creencias contradictorias, o cuando nuestras acciones no están alineadas con nuestras convicciones. Para reducir esta incomodidad, tendemos a justificar o racionalizar nuestras conductas, incluso si son perjudiciales. Por ejemplo, una persona que fuma puede minimizar los riesgos asociados al tabaco para alinear su hábito con su conocimiento sobre sus efectos nocivos.
2.- Autosabotaje:
Otra posible explicación a esta forma de actuar está en el autoboicot o autosabotaje que nos hacemos a nosotros mismos, algo de lo que ya te hemos hablado en este post. En muchas ocasiones, nos encanta hacer saltar todo por los aires, y lo hacemos dándonos donde más nos duele, de ahí que reincidamos en algo que sabemos que no nos hace bien. Normalmente, este comportamiento autodestructivo suele surgir en momentos de ansiedad, angustia, tristeza, estrés… y también suelen venir acompañados de una promesa de cambio posterior (no volver a hacerlo) que no se cumple.
3.- Desindividuación:
La desindividuación es otro proceso que puede explicar por qué actuamos en contra de nuestro bienestar. Ocurre cuando, al formar parte de un grupo, perdemos nuestra identidad individual y nos volvemos más susceptibles a comportamientos impulsivos y contrarios a nuestras normas personales. Este estado puede llevarnos a realizar acciones que no ejecutaríamos en solitario, debido a la disminución de la responsabilidad personal al estar en grupo o debido a la presión social que ejercen las demás personas sobre nosotros.
4.- Procrastinación y regulación emocional:
La procrastinación, o el hábito de posponer tareas, no siempre se debe a la pereza, sino que puede estar relacionada con la gestión del estrés y la regulación emocional. Factores como el miedo al fracaso, la ansiedad, la ausencia de claridad en los objetivos o la falta de autoestima pueden llevarnos a retrasar actividades, incluso sabiendo que esto nos perjudicará a largo plazo. Para abordar este comportamiento, es útil identificar las causas subyacentes y aplicar estrategias como desglosar tareas.
5.- Miedo al cambio y zonas de confort:
Además, el miedo al cambio y la resistencia a salir de nuestra zona de confort pueden llevarnos a mantener hábitos nocivos. La incertidumbre que acompaña a las nuevas experiencias puede ser muy difícil de soportar para algunas personas, lo que lleva a preferir la familiaridad de comportamientos conocidos, aunque sean perjudiciales. Este temor al cambio puede estar arraigado en la necesidad de seguridad y control, aspectos fundamentales de la naturaleza humana.
Hacer cosas que nos hacen mal y nos perjudican es un fenómeno complejo, influenciado por múltiples factores psicológicos y sociales. Comprender estos mecanismos de la mano de profesionales como los que te esperan en Centro de Psicología Integral MC es el primer paso para desarrollar estrategias que te permitan tomar decisiones más alineadas con tus valores y objetivos, promoviendo así una mejor calidad de vida y un mayor bienestar emocional.