01 Oct Cuando la brecha del agrado social puede terminar en fobia y aislamiento.
La mayoría de las personas que ves a tu alrededor interactuando en un contexto social parecen felices y relajadas. Las ves dialogar, saludar, reír, bailar… sin que nada haga presagiar que esa situación les causará un enorme desasosiego cuando lleguen a casa.
¿Has oído hablar en alguna ocasión de la brecha del agrado social? Pues es la causante de ese desasosiego arriba mencionado. Se trata de la diferencia que existe entre cómo creemos que nos perciben los demás y cómo lo hacen realmente.
Esta brecha puede parecer trivial e incluso es normal sentirla hasta cierto punto. Al fin y al cabo, a todos nos preocupa caer bien, parecer simpáticos e interesantes, no resultar pesados, mostrarnos ocurrentes… Por eso, muchas veces, al llegar a casa o al día siguiente repasamos mentalmente esas interacciones para intentar dilucidar si, efectivamente, fueron tan bien como realmente nos hubiera gustado.
El problema de la brecha del agrado social es que, si no se gestiona adecuadamente, puede llevar a una serie de problemas psicológicos, desde generar cierto malestar anímico a provocar pensamientos rumiantes, pudiendo derivar en fobia y aislamiento social en casos extremos.
Entender cómo se desarrolla esta brecha y cómo influye en el comportamiento social es clave para prevenir la transición hacia un trastorno de ansiedad social.
Cuando la brecha del agrado social se agudiza
Como decíamos, que llegues a casa y pienses sobre el tipo de interacciones sociales que has tenido ese día es bastante normal. Todos nos hemos arrepentido en alguna ocasión de haber dicho algo, del mismo modo que nos sonrojamos pensando en aquella ocasión en la que estuvimos tan poco acertados.
Además, y en términos generales, la mayoría de las personas tendemos a infravalorar esa primera impresión que dejamos en los demás cuando interactuamos con ellos.
Pero una cosa es darle una vuelta a tus interacciones sociales recientes y otra muy distinta que esos momentos irrumpan en tu cabeza de manera disruptiva e inevitable, convirtiéndose en un pensamiento intrusivo que te lleva a revivir y revivir esas interacciones, analizando cada palabra como si de una conversación de la KGB se tratara.
Cuando una persona empieza a tener constantemente alterada esa brecha del agrado social, piensa que todas y cada una de sus interacciones son un completo desastre y no puede dejar de revivirlas, vienen los problemas que pueden tener fatales consecuencias. Al subestimar el agrado que despierta en los demás o sentir que es menos apreciado o valorado de lo que realmente es, puede caer en un círculo vicioso de inseguridades que afectan a la autoestima y a la autoconfianza en situaciones sociales.
Y si no se detecta a tiempo y esta brecha del agrado social se sigue alimentando, puede dar lugar a una evitación progresiva de las interacciones sociales.
Señales de que esta brecha social te pasa factura
El mecanismo que facilita esta transición hacia la fobia social está relacionado con la interpretación errónea de las señales sociales. Al percibir de forma subjetivamente una falta de agrado o aceptación, es probable que esa persona comience a evitar las situaciones, reforzando el ciclo de la ansiedad social.
Esta evitación comienza por el miedo al rechazo o la crítica y puede desembocar en una fobia social, donde cualquier interacción genera un nivel de ansiedad desproporcionado.
En situaciones así, el papel de la autopercepción y la autoestima es crucial aquí. Si crees que no caes bien a los demás, tenderás a interpretar cualquier señal de manera negativa, lo que exacerba la brecha del agrado social, llevándote a la evitación y al aislamiento. Que una persona comience a descolgarse, poco a poco, de la mayoría de planes sociales en los que antes participaba es una de las señales más evidentes de este problema.
Frenar esta espiral puede ser complicado si una persona ya está muy metida en ella, así que ante la primera señal detectada en uno mismo/a o en nuestros seres cercanos, es importante acudir a un profesional con el que trabajar aspectos como los mencionados: autopercepción, autoestima, amor propio, no depender tanto de la opinión de los demás…
Recuerda que en nuestro centro contamos con un gran equipo de psicólogos en Pozuelo de Alarcón que pueden ayudarte a que recuperes las ganas de interactuar, de relacionarte con otras personas y de conocer gente nueva de una manera sana y natural. ¡Reserva tu cita!
No Comments