18 Sep Envidia: ¿se puede luchar contra un sentimiento tan universal?
Hay quienes dicen que es un sentimiento innato a la condición humana, mientras que otros afirman que se trata de uno adquirido. En cualquier caso, sentir envidia forma parte de nuestro repertorio de emociones más universales.
Todo el mundo, en mayor o en menor medida, la ha experimentado y seguro que en más de una ocasión a lo largo de su vida. Otra cosa es que lo haya reconocido. Porque una de las características de la envidia es que resulta tan molesta como difícil de admitir. Disfrazarla de “me cae mal”, “no soporto su comportamiento” o “no hay feeling entre nosotros”… es habitual. Al fin y al cabo, es más fácil verbalizarla en esos términos que admitir que ver reflejadas tus carencias en otra persona te causa malestar.
Por eso, lo importante de todo este asunto es admitir la envidia que nos despierta otra persona, saber por qué la sentimos y aprender a gestionarla para que no llegue a convertirse en algo enfermizo que nos haga caer en malos comportamientos o en sentimientos de frustración. Por eso, es clave abordar la cuestión que hoy planteamos: ¿la envidia se puede controlar?
Sentir envidia: el primer paso es identificarla.
Sentir envidia no es agradable. Es un sentimiento que, en muchos casos, te impide entender por qué la presencia de una persona te resulta tan molesta e irritante y te hace sentir tan mal y hace que te sientas pequeño/a, molesto/a, incómodo/a… Y lo peor de todo es que esa mezcla de sensaciones se suele expresar a través del rechazo, el reproche y la crítica cruel hacia la persona envidiada sin ningún motivo.
¿Cómo saber que se trata de envidia? Pues porque estar ante la presencia de una persona que no te agrada sin más es, simplemente, eso: estar con alguien que no te gusta por los motivos que sea. No te sientes mal por ello ni queda en ti un poso de incomodidad o tristeza.
Sin embargo, sentir envidia es otra cosa. Ante la presencia de esa persona que envidias se produce una reacción más visceral en la que hay un poco de irritación, de rabia, de malestar, de frustración… Porque la envidia nos coloca en una situación de menosprecio hacia nosotros mismos, de insatisfacción con lo que somos o lo que tenemos y de atracción obsesiva hacia lo que esa persona envidiada representa o posee.
Es fácil que la sientan aquellas personas que tienen baja autoestima, con inseguridades profundas, con insatisfacciones vitales… lo que nos da una pista sobre cómo luchar contra ella para que no nos amargue la existencia.
Combatir la envidia es posible.
La envidia puede ser debilitante y obsesiva si no se maneja adecuadamente. Para combatirla, es esencial reconocerla sin juzgarse. Este acto de autoobservación consciente permite identificar los desencadenantes de la envidia y trabajar sobre ellos de manera constructiva.
A partir de ahí, hay diferentes formas de luchar contra este sentimiento. Por ejemplo, un enfoque muy recomendado es la reestructuración cognitiva, que implica cambiar la perspectiva que tienes de esa persona para pasar de la comparación a la admiración o al respeto por lo que esa persona es o ha logrado en la vida. La empatía te ayudará a comprenderla mejor.
También es clave trabajar la autoestima y centrarse en las propias fortalezas y logros, en lugar de enfocarse en las carencias. Y cuando reflexiones sobre esas carencias, no hacerlo desde una perspectiva victimista sino como un revulsivo para mejorar y crecer en la vida.
Reducir la autocrítica y fomentar el discurso interno positivo son otros gestos claves para poder combatir la mala envidia que puedas llegar a sentir hacia otra persona.
Y como siempre, ya sabes que para incidir en estos aspectos puede ser muy útil un acompañamiento profesional como el que puede brindarte nuestro equipo de psicólogos en Carabanchel. Reserva cita en nuestro centro si te notas especialmente irritado/a y rabioso/a cuando coincides con otras personas que, aunque te cueste admitirlo, se han atrevido a hacer aquello que tú no te atreves en la vida o han conseguido convertirse en quienes tú (crees que) siempre has querido ser.
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