La vuelta de vacaciones suele ser un momento crítico para muchos padres que se sienten especialmente estresados y desbordados en casa. Si bien esos días de descanso familiar les han resultado muy gratificantes, volver a la “vida normal” y todo lo que ello implica (organizar la casa, hacer la compra, retomar horarios y actividades extraescolares…) puede dar lugar a unas jornadas agotadoras en las que es fácil perder la paciencia con los más pequeños.
¿Cómo evitarlo? Pues aunque seguro que sabes que mantener la calma es una herramienta fundamental, hoy te traemos tres consejos que te ayudarán a mejorar la convivencia y la conexión familiar. Toma nota si quieres trabajar la paciencia con los hijos pequeños.
Es normal que tus hijos te desborden en ocasiones.
Muchos pacientes que acuden a nuestra clínica por un problema de estrés en Pozuelo se sienten malos padres porque, en ocasiones, la crianza les desborda. Este sentimiento, que debe normalizarse: es totalmente lógico ya que el oficio de padre-madre es una carrera de fondo con muchos baches, tropiezos y aprendizajes diarios a golpe de tragedia.
A eso debemos unir el frenético ritmo de vida actual, el estrés diario, la multitarea constante, la disminución del tiempo de descanso… En definitiva, factores que contribuyen a aumentar la irritabilidad y el malestar, algo que, en ocasiones, puede desembocar en una mala gestión de ciertas situaciones en las que se termina perdiendo la paciencia con los hijos pequeños.
La importancia de trabajar la paciencia con los hijos.
La paciencia se define como la capacidad de padecer, soportar o esperar algo sin alterarse. Ser tolerante en ciertas situaciones y autocontrolar de forma saludable las emociones evitando la explosión de impulsos que pueden dañar a los demás y a ti mismo/a es algo que se consigue con mucha práctica. Y a veces, con ayuda profesional.
Pero en cualquier caso, es algo que necesitas siempre si tienes hijos pequeños o adolescentes. Porque la paciencia es una herramienta fundamental en la educación, una habilidad que aporta calma y perspectiva, que contribuye a tomar mejores decisiones, que ayuda a no dejarse llevar por calentones y que resulta imprescindible para que se establezca una buena conexión entre padres e hijos.
Perder los nervios y acabar a gritos nunca será una buena vía para solucionar diferencias con cualquier miembro de la familia, de ahí que todos los padres deben hacer un esfuerzo y trabajar la paciencia con sus hijos para conseguir un buen entendimiento y una mejor relación. ¿Cómo conseguirlo? Aquí te dejamos tres consejos básicos.
Tres claves para trabajar la paciencia con los hijos.
1.- Llevar un diario con los momentos y los motivos en los que se produce una crisis en casa que provoca gritos, bronca y que lleve a perder la paciencia.
Con este diario, podrás reflexionar (o hacerlo todos juntos en familia) sobre los motivos que os llevan a esa situación, ajustando correctamente las expectativas entre padres e hijos y previniendo o evitando las situaciones en las que ya sabéis que podéis perder los nervios.
2.- Aceptar que ningún padre es perfecto es otra manera de trabajar la paciencia con los hijos.
Es evidente que por muy buena gestión emocional que hagan unos padres, pueden surgir situaciones complejas o dramáticas en las que resulta más difícil mantener la calma. Si como padre o madre buscas la perfección a la hora de educar y de relacionarte con tus hijos, te sentirás siempre decepcionado y enfadado contigo mismo, más irritable y con más propensión a perder la paciencia. Acepta y deja ir.
3.- Cuidarse para cuidar con serenidad, buscando espacios donde los progenitores puedan dedicar tiempo a su autocuidado y a recargar los depósitos de paciencia.
Si eres padre o madre, necesitas tiempo para tu cuidado personal, ya que estos espacios “libres de hijos” te permitirán reflexionar y trabajar tu paciencia para educar con más serenidad, perspectiva y reflexión.
Como ves, la paciencia es una gran compañera de viaje que se puede perder (y es lógico que ocurra). Lo ideal es gestionar bien las emociones para no llegar a una pérdida de paciencia extrema en la que tengan cabida los gritos, los insultos y las malas formas.
Aunque también es cierto que las actuales circunstancias de vida pueden crear un caldo de cultivo en el que es más fácil perder la paciencia con los hijos (y con todo el mundo). Si te sientes especialmente frustrado/a, irritable, malhumorado/a, alterado/a… no está de más que analices qué pasa en tu interior o vengas a vernos para que trabajemos juntos. Te esperamos en el Centro de Psicología Integral MC.