14 Nov ¿Qué es el estrés postraumático y en qué se diferencia del estrés a secas?
¿No te parece que se abusa del estrés postraumático en muchas películas y series de ficción? Nos hemos acostumbrado a que siempre haya un personaje al que se diagnostica este trastorno dando por hecho que sabemos de qué se trata. Sin embargo, la mayoría de las personas desconocen, por ejemplo, qué hace que este tipo de estrés sea diferente al que puede sufrirse en la vida cotidiana.
Por eso, hoy nos gustaría analizar este diagnóstico, dejar claro qué es y qué lo hace diferente del “estrés normal” que afecta a muchos pacientes que vienen a nuestra consulta de psicólogos en Pozuelo de Alarcón. Y tú, ¿sabes qué es el estrés postraumático?
¿Qué es clínicamente el estrés postraumático?
El estrés postraumático (TEPT) es un trastorno psicológico que sufren algunas personas tras presenciar o sufrir un evento extremadamente duro y traumático como puede ser un accidente con víctimas mortales, una agresión física, un abuso sexual, un desastre natural o una guerra.
Que este tipo de estrés se denomine postraumático se debe a que su origen se encuentra en un trauma o en una situación que provoca un fuerte impacto emocional en una persona. Obviamente, aquí es importante dejar claro que un hecho puede resultar traumático para una persona y no para otra, entendiendo por traumático aquello que causa una situación incontrolable de miedo, temor, desesperanza, angustia… ya sea por su naturaleza, por su intensidad, por su duración, por su repetición o por la sorpresa.
¿Qué síntomas sufre una persona con TEPT?
Entre los principales síntomas del Trastorno por Estrés Postraumático se encuentran: recuerdos intrusivos del trauma (flashbacks), pesadillas recurrentes, hiperactivación, miedo paralizante, estado de alerta excesivo y evitación de situaciones que recuerden el trauma.
Esta sintomatología difiere de la del “estrés normal” aunque pueda haber algún síntoma en común. Además, afecta muy intensamente a las emociones y a la conducta, interfiriendo en la vida cotidiana y afectando a la calidad del sueño y a las relaciones interpersonales.
¿Qué diferencia el estrés postraumático del “estrés normal”?
La primera y obvia diferencia es que este estrés está originado por un acontecimiento excepcional para el que nadie está preparado, dejando más secuelas clínicas. Pero además, es diferente del estrés cotidiano o agudo por varias cuestiones que ahora vamos a resumir:
1.- Impacto emocional intenso y prolongado en el tiempo:
Como antes destacamos, el estrés postraumático provoca, en primer lugar, una respuesta emocional y patológica muy intensa y persistente en el tiempo.
En la mayoría de casos de estrés postraumático, la persona revive lo ocurrido cuando está en contacto con estímulos o recuerdos asociados al trauma, algo que puede llegar a afectar a su calidad y funcionalidad vital, impidiéndole llevar una vida normal.
Como aparece en el “Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM-5)”, el TEPT se clasifica dentro de los trastornos relacionados con traumas y factores de estrés que presenta síntomas que pueden prolongarse durante meses o años si no se tratan.
Así como el estrés cotidiano puede generar ansiedad o tensión que, en condiciones normales, se resuelve cuando la situación estresante termina o cuando la persona desarrolla mecanismos de afrontamiento, en el caso del TEPT, la respuesta emocional no se alivia fácilmente con el tiempo ni con el afrontamiento habitual: los síntomas tienden a persistir y, sin tratamiento adecuado, pueden volverse crónicos.
2.- Respuesta que no siempre es inmediata:
Además, otro aspecto muy peculiar del estrés postraumático que lo diferencia del que vamos a llamar “estrés normal” es que, así como el segundo suele aparecer en un momento concreto de la vida de una persona por un cúmulo de circunstancias personales, el TEPT puede aparecer en un plazo de tiempo variable después del evento traumático.
En algunos casos, los síntomas se presentan de inmediato, pero en otros pueden tardar semanas, meses e incluso años en manifestarse, lo que se conoce como «latencia postraumática». Este retraso en la aparición hace que las personas afectadas pueden no asociar el trauma inicial con los síntomas psicológicos que desarrollan más adelante.
El diagnóstico del TEPT y su tratamiento requieren intervención especializada, que puede incluir terapia cognitivo-conductual, técnicas de desensibilización y, en algunos casos, tratamiento farmacológico para manejar los síntomas.
La intervención temprana y el apoyo psicológico son esenciales para prevenir la cronificación de los síntomas, de ahí que si crees padecer este tipo de estrés o piensas que lo sufre alguien cercano, nuestro consejo es que vengas a consultarnos. Desde el Centro de Psicología Integral MC te ayudaremos a salir de esta situación y recuperar el bienestar arrebatado por un episodio traumático.
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