05 Jul Diferencias entre preocupación y rumiación.
Si la salud mental ha pasado a ocupar un lugar destacado en la actual agenda política de la mayoría de los gobiernos del mundo es porque la situación no deja de agravarse.De hecho, trastornos como la ansiedad o la depresión se están convirtiendo en la verdadera pandemia de este siglo, con un incremento de casos sin precedentes.
Uno de los síntomas más comunes entre las personas que sufren ansiedad o depresión es la presencia de pensamientos intrusivos de los que ya te hemos hablado aquí. Sin duda, estos pensamientos son la dinámica que más contribuye a alimentar o agravar esos trastornos. Aunque en ese sentido, tenemos que distinguir entre dos tipos de pensamientos intrusivos: la preocupación excesiva y la rumiación constante. Hoy te contamos qué distingue estos tipos de pensamiento para que sepas identificarlos.
Preocupación y rumiación, a veces dos caras de una misma moneda.
Antes de analizar las diferencias, debemos recordar que ambas dinámicas -la preocupación y la rumiación- actúan inicialmente como mecanismos de defensa, ya que lo normal es que dediquemos un tiempo a pensar sobre ese problema, desafío, reto… que nos inquieta.
El problema viene cuando no podemos dejar de pensar en ello y los pensamientos se vuelven demasiado intensos, negativos, repetitivos, con ideas catastrofistas y con miedo… cayendo en un estado desadaptativo poco útil. Que ese estado se prolongue el tiempo es lo que puede abrir la puerta a la ansiedad o la depresión.
Comencemos entonces por identificar estos tipos de pensamientos:
- Por un lado, está la preocupación excesiva que consiste en proyectar situaciones futuribles en clave de catástrofe, lo que genera un estado de ansiedad extremo que impide pensar de manera racional o de analizar una posible solución a eso que tanto preocupa.
- Sin embargo, la rumiación constante consiste en darle vueltas y vueltas a ideas, recuerdos, hechos o circunstancias que ya han ocurrido y que no se pueden cambiar, dando lugar a bucles de pensamiento persistentes, agotadores y que pueden derivar en situaciones de estrés o depresión.
Vivir con estas dinámicas puede pasar mucha factura ya que, como te decíamos, alimentan la ansiedad y la depresión, de ahí que identificar estos tipos de pensamiento y regularlos sea clave para salvaguardar la salud mental.
Claves para diferenciar preocupación y rumiación:
1.- El enfoque: La preocupación excesiva surge como una respuesta emocional y cognitiva ante algo que se percibe como amenaza en el futuro, mientras que la rumiación constante se centra en dar vueltas a algo pasado reforzando las emociones negativas.
2.- El tiempo: Esta es la clave principal para diferenciar estos pensamientos. Preocupación es futuro y anticipación, mientras que rumiación siempre es pasado o presente angustioso.
3.- El contenido: Los pensamientos que vienen de la mano de una preocupación excesiva contienen miedo, pánico, catástrofe, suposiciones… En la rumiación, el contenido de los pensamientos adquiere la forma de arrepentimiento, de culpa, de repaso mental, de querer cambiar una realidad que ya ha sucedido…
4.- Las consecuencias: La preocupación excesiva suele provocar trastornos de ansiedad generalizada (TAG) mientras que la rumiación, al tener un componente muy paralizante en el que se analiza en bucle lo peor de algo que ha pasado, suele desembocar en trastornos más complejos en los que prima la depresión, pero también aparece la ansiedad y la somatización (muy frecuente de tipo digestivo).
Como decíamos, estos pensamientos intrusivos son un denominador común de todos los casos de depresión y ansiedad que tratamos en nuestro gabinete psicológico en Carabanchel. De ahí la importancia de saber detenerlos y canalizarlos adecuadamente.
Y si no sabes cómo hacerlo, no esperes a que sea demasiado tarde y ven a vernos. En el Centro de Psicología Integral MC podemos ayudarte a afrontar esto de otra manera, frenando aquellas dinámicas que inevitablemente conducen a la ansiedad o la depresión.
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