Cuando la felicidad ajena es una fuente de tristeza propia.

Tristeza ante la felicidad ajena - Centro de Psicología Integral MC

Cuando la felicidad ajena es una fuente de tristeza propia.

No saben muy bien por qué, pero ver que a otras personas les va bien, están felices y disfrutan la vida les enfada, les pone tristes o les causa un profundo malestar anímico.

Muchos pensarán que, en este país en el que la envidia se ha convertido en un deporte nacional, estas reacciones son puramente eso: envidia ante la felicidad ajena. Pero lo cierto es que tras este comportamiento tan visceral suele haber mucho más de lo que parece, comenzando por una incapacidad para conectar con la felicidad de los demás por la imposibilidad de encontrar la propia. ¿Te interesa esta cuestión? ¿Conoces a alguien así? ¿O quizás seas tú el que no puede evitar esta reacción? Si es así, aquí te contamos más.

¿Por qué causa ese efecto la felicidad ajena?

Como te decíamos, hay personas que experimentan un gran malestar cuando otra persona manifiesta felicidad o les comunica una noticia dichosa. Lo más normal es pensar que estamos ante personas envidiosas con mal fondo. Pero, ¿y si existieran otras motivaciones que hicieran inevitable esta reacción? Pues a lo largo de nuestra trayectoria como psicólogos en Pozuelo de Alarcón podemos asegurarte que existen otros motivos que, si bien no deberían justificar algunas reacciones, sí permiten entenderlas:

1.- La falta de responsabilidad con uno mismo/a:

En muchos casos, una persona reacciona mal ante la felicidad ajena no porque no se alegre de lo bueno que le está ocurriendo a otra persona, sino por pura frustración y cabreo con uno mismo/a por no haber hecho lo suficiente para estar en la misma situación.

Por ejemplo, suele ocurrir cuando alguien consigue un buen trabajo y la otra persona sabe que si se hubiera preparado o buscado de manera más activa quizás también lo podría haber encontrado. O cuando alguien aprueba un examen y la otras persona se siente mal consigo por no haber estudiado más para tener también el aprobado.

En estos casos, no estamos tanto ante una reacción adversa hacia la felicidad ajena sino más bien ante emociones de cabreo, de frustración y de impotencia con uno mismo.

2.- El reflejo de la propia infelicidad:

En otros casos, la felicidad ajena es como un espejo que devuelve a algunas personas un reflejo de lo que nunca serán o tendrán. O dicho de otra forma, los hace conectar con su propia infelicidad o con aquellos aspectos de su vida que no les gustan.

Y hay casos en los que puede llegar a ser entendible esa reacción. Por ejemplo, alguien que sufre desamor y le cuesta alegrarse por ese amigo/a que está en pleno enamoramiento. O quien no puede tener hijos y le comunican la noticia de un embarazo.

Es evidente que quien reaccione mal debe aprender a gestionar aquello que no está bien en su vida para que la felicidad ajena no le causa tanta incomodidad y pueda contemplarla y alegrarse, que sería lo suyo cuando se trata de personas que quiere.

¿Qué tienen en común las personas así?

Pues es difícil generalizar, ya que cada persona es un mundo y, en un momento dado, todos podemos atravesar unas circunstancias concretas que nos hagan reaccionar así.

En cualquier caso, sí es cierto que las personas que con frecuencia no se alegran de la felicidad ajena suelen ser personas que no pueden evitar compararse, que son muy perfeccionistas y además tienen una autoestima baja.

Como decíamos, estas reacciones pueden tener unas motivaciones que las hacen más entendibles, pero quien reacciona con tristeza, malestar o incomodidad ante la felicidad ajena debería intentar entender las causas porque serán claves para entender qué está mal en su vida y así poder mejorarla. En Centro de Psicología MC te ayudamos.

 

 

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