06 Sep Poner límites: por qué es importante establecerlos contigo y con los demás.
Poner límites tiene una connotación negativa. Interpretamos este gesto como una forma de limitarnos, de contenernos, de renunciar, de dejar de hacer. Pero… ¿y si cambiamos esta visión y comenzamos a ver los límites como la mejor señal de que sabemos qué necesitamos y qué queremos en cada momento vital?
Porque efectivamente eso es lo que son. Un signo de autocuidado y de madurez emocional que nos permite atender nuestras necesidades de una manera adecuada para sentirnos bien y estar mejor en la vida con nosotros mismos y con los demás.
Con otras personas: poner límites no es decir ‘no’ a todo.
Cuando poner límites afecta a nuestra relación con los demás, tememos que esos límites repercutan negativamente o resulten molestos a las personas de nuestro entorno. El miedo al rechazo o al conflicto resultan grandes impedimentos para establecerlos.
Muchos pacientes que acuden a nuestro equipo de psicólogos en Pozuelo de Alarcón tienen ese denominador común: anteponen las necesidades de los demás a las suyas propias porque no saben decir ‘no’, ya sea porque se sienten presionados por otros o ya sea porque se han echado esa responsabilidad encima de manera voluntaria.
Sea como fuere, la cuestión es que se sienten culpables si dicen ‘no’ ante la petición de otras personas y terminan cediendo en muchos asuntos o realizando acciones que no les apetecen o les causan malestar. Y todo ello bajo la presión propia o el chantaje emocional ajeno que les hace sentirse mal porque “si no hago esto, soy una mala madre, un mal amigo o una mala hija…”.
Como siempre decimos en nuestro centro de psicología, poner límites no es decir a todo que ‘no’ ni dejar de estar cuando nos necesitan. La clave es valorar lo que nos piden los demás y por qué nos lo piden a la vez que valoramos nuestras necesidades y deseos.
Si aquello que nos piden nos causa un conflicto o nos resulta imposible de atender, debemos ser capaces de comunicarnos y expresar ese ‘no’ de manera asertiva.
Se trata de hacer saber a los demás a qué se debe esa negativa, expresando cómo nos sentimos, lo que queremos o lo que necesitamos. Así conseguimos relaciones más sanas, basadas en el respeto de los deseos y de las necesidades propias y ajenas.
Contigo mismo: poner límites es quererte.
Y cuando se trata de ponernos límites a nosotros mismos, la cuestión puede ser igual de complicada. No saber ponerse límites es la señal más evidente de que no sabes quién eres ni qué quieres o necesitas en cada momento.
Todas las relaciones, incluso las más estrechas, necesitan límites. Y esto incluye a la relación con uno mismo. Seguro que alguna vez has pensado que puedes enfrentarte a tal situación, que sabes perfectamente cuándo dejar esa relación, o que no pasa nada y carpe diem… Sin embargo, esta actitud es un error porque simplemente no es cierto: nadie puede con todo ni está siempre preparado para todo. Por eso debemos ser muy explícitos y sinceros con nosotros mismos para saber cómo o cuándo parar.
Lo esencial en los límites es la conciencia de uno mismo: necesitas saber cuáles son tus necesidades y cómo satisfacerlas. Y para ello los límites son cruciales porque no son restricciones sino la base para crear un espacio de seguridad y de amor propio.
Ponerte límites te hará sentirte bien y mejorará tu autoestima. Y cuando cambias esta narrativa sobre los límites y su necesidad, estarás más abierto a ellos porque no te resultarán ofensivos sino necesarios y una gran muestra de saber lo que te conviene.
Y si te cuesta establecerlos porque no tienes claro cómo ni dónde ponerlos, siempre puedes acudir a nuestro Centro de Psicología Integral. Nunca está de más abordar esta problemática con un psicoterapeuta, ya que detrás de esta imposibilidad para poner límites puede haber problemas, casi siempre de autoestima.
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