30 Ago Depresión postvacacional: ¿mito o realidad?
Cuando se acerca este momento del año es habitual que los medios de comunicación se llenen de consejos para combatir la llamada depresión postvacacional.
Pero ¿existe realmente este fenómeno desde un punto de vista clínico o no es más que la pereza que nos produce volver al trabajo y a la rutina? A continuación abordamos esta cuestión.
Mejor ‘síndrome’ que ‘depresión’ postvacacional
No vamos a negar la evidencia: existen una serie de síntomas físicos y psicológicos que se manifiestan en algunas personas los días antes de la vuelta al trabajo, extendiéndose durante un periodo de tiempo que podrá ser de mayor o menor duración dependiendo de cada persona pero que, en ningún caso, suelen prolongarse en exceso.
Ese conjunto de síntomas dan lugar a un síndrome más que a una depresión, por muy mal que lleguen a sentirse algunas personas. De ahí que podamos afirmar que existir sí existe este fenómeno pero la palabra depresión que se usa para designarlo quizás le venga un poco grande. Ese conjunto de síntomas es más comparable a un cuadro depresivo de carácter clínico por los episodios de tristeza y apatía que presentan que a una depresión propiamente dicha.
¿Cuáles son los síntomas de este síndrome postvacacional?
Pues a nivel físico resultan muy evidentes: la persona que está a punto de finalizar sus vacaciones y se incorpora al trabajo suele experimentar nerviosismo, taquicardias, insomnio, molestias estomacales, fatiga, falta de concentración…
A estos debemos unir otros que realmente hacen más daño a quienes padecen este síndrome: aumentan progresivamente los niveles de ansiedad, desgana, falta de interés, irritabilidad, tristeza, apatía, dejadez, deseos de cambiar de trabajo…
Para muchas personas es un verdadero trauma terminar las vacaciones y vuelven a su vida habitual con un estado anímico devastado que les hace experimentar esos cuadros depresivos a los que hacíamos referencia. La verdadera causa de este problema estriba en que muchas personas tienen una “percepción del trabajo y de su vida diaria como una estimulación aversiva”. De ahí que se produzca ese aumento progresivo de síntomas que, como decíamos, van desde la ansiedad a la alteración del sueño.
Si la vuelta al trabajo es dura para todos, quien experimenta estos síntomas la sufre mucho más. Padecer unos síntomas físicos como el insomnio o la fatiga impiden estar al 100 % en esa vuelta, haciendo que aún cueste mucho más.
Es importante señalar que los síntomas de este síndrome suelen ser más graves y prolongarse más en el tiempo en aquellos casos en los que la persona ha disfrutado en vacaciones de un ocio pasivo en el que el tipo de comidas y los ciclos de sueño se alteran mucho más. Sin embargo, quien ha llevado unas vacaciones más descansadas, con una vida activa más diurna (excursiones, visitas culturales, jornadas de playa…), experimentará este conjunto de síntomas de manera más leve.
Que no sea enfermedad clínica no significa que no exista.
En definitiva, y tal y como señala la Sociedad Española de Psiquiatría, la llamada depresión postvacacional no tiene entidad diagnóstica y oficialmente no está reconocida como enfermedad. Pero es evidente que se trata de una serie de reacciones y síntomas que, por el hecho de no tener entidad clínica, no significa que no existan y deban tratarse si se intensifican o se prolongan en el tiempo.
Si notas mucha ansiedad en Pozuelo a tu vuelta de vacaciones y esta no mejora, no lo pospongas más y ponte en manos de nuestro equipo para poder abordar cómo te sientes. No olvidemos que sentir un excesivo síndrome postvacacional puede ser la señal de otras patologías de base.
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