Indecisión patológica: ¿te paralizas a la hora de tomar decisiones?

Tomar decisiones - Centro de Psiclogía Integral MC

Dicen que la vida es elegir. Y lo cierto es que así es, porque probablemente no te estés dando cuenta de la gran cantidad de decisiones que tomas a lo largo de cada día. Desde qué vas a desayunar a qué ropa vas a ponerte: todo es una elección que te obliga a valorar diferentes opciones para, finalmente, decantarte por una. Es evidente que decisiones como las antes citada son tomadas sobre la marcha, de forma casi autómata y sin que requieran mucho esfuerzo.

Sin embargo, para algunas personas, tomar decisiones de cualquier índole se convierte en una auténtica tortura, experimentando el mismo nivel de estrés ante algunas decisivas (por ejemplo, cambiar de trabajo) como ante otras más, aparentemente, banales (elegir un restaurante).

¿Por qué hay personas a las que les cuesta tanto tomar decisiones de cualquier tipo? Como decíamos, es normal sentir desasosiego cuando se trata de afrontar dilemas importantes (¿acepto ese trabajo que implica mudarme a otra ciudad?), pero ninguna decisión puede llegar a resultar paralizante al nivel en el que llega a serlo para algunas personas.

Estamos ante casos en los que la indecisión se vuelve patológica, afectando seriamente al bienestar y a la vida diaria. Hoy nos gustaría compartir algunos consejos que pueden llegar a ser muy prácticos cuando tomar decisiones se vuelve una odisea.

Consejos para tomar decisiones

 

Cada persona es un mundo en este sentido y hay quien necesitará acudir a nuestro centro de psicología en Carabanchel para abordar este problema si llega a resultarle incapacitante en su día a día. Ponerse en manos profesional es la mejor forma de saber cómo abordar la toma de decisiones, desde las más sencillas a las más complejas.

Pero al margen de esto, hoy compartimos unas estrategias muy sencillas pero que pueden ser muy útiles ante un momento de total indecisión:

1.- ¿Qué harías si no tuvieras miedo a equivocarte o la decisión no tuviera consecuencias?

Es evidente que aquí reside el problema de tomar decisiones: tememos equivocarnos y ser responsables de unas consecuencias. Por lo que obviar esto es como obviar la propia esencia de la decisión. Pero sí viene bien hacer este ejercicio para tener más claro lo que queremos, descartando el miedo del repertorio de emociones que pesan en la elección.

2.- ¿Cuánto puede afectar la decisión que tomes a tu vida dentro de 5 años?

Este ejercicio puede conducirte a un callejón sin salida cuando se trata de tomar una decisión importante como cambiar de trabajo o dejar a tu pareja. Pero para quien tomar decisiones más banales es un problema, esta pregunta puede llegar a ponerles delante del espejo y hacerles ver que están sobreanalizando la situación. Elegir un restaurante, comprar un modelo de móvil, irte un fin de semana de viaje… ¿de verdad la decisión que tomes puede afectar a cómo será tu vida dentro de 5 años?

3.- ¿Qué es lo peor que puede pasarte?

Ponte en situación de lo peor que podría pasar si tomas cierta decisión: ¿realmente es tan horrible? ¿Es irremediable? ¿Podrías superarlo? ¿Sobrevivirías? Muchas veces, plantear estas preguntas permite llegar a la conclusión de que le estás dando vueltas a algo que en el fondo no es tan importante ni pone en juego la vida de nadie.

4.- Escucha a tu intuición (o a tu corazón).

Es evidente que las decisiones deben tomarse con criterio, sobre todo si son importantes como las que antes poníamos como ejemplo. Pero tampoco está mal que te pares a escuchar lo que te dicen tus tripas. Al final, el cuerpo y la mente tienen una memoria que no adopta la forma de recuerdos sino de sensaciones que nos van guiando y nos pueden ayudar cuando no sabemos qué hacer.

5.- No puedes esperar a estar completamente seguro para tomar decisiones.

Si esperas a estar 100 % seguro para dar un paso, no lo darás jamás. En la vida es imposible estar plenamente seguro de lo que se va a hacer, y por mucho que te puedas estresar ante una decisión, no olvides que ahí también reside la magia. Puedes equivocarte con la decisión tomada (y lo harás cientos de veces) pero seguro que, al menos, te habrá servido para aprender en el futuro.

 

Y si estas cinco preguntas claves no te ayudan, ya sabes lo que dicen cuando la decisión está entre dos opciones: moneda al aire. Nada más efectivo como que salga la opción que de verdad no querías para que te des cuenta de ello.

Y aunque terminemos quitando importancia al asunto, no queremos banalizar con una cuestión que, si se vuelve patológica, puede llegar a ser tan angustiosa como paralizante y disfuncional para algunas personas. Su incapacidad para decidirse les lleva a un bloqueo tan físico como mental del que no saben cómo salir. Y en estos casos, abordarlo con ayuda profesional en nuestro Centro de Psicología Integral MC es la mejor opción para recuperar las riendas de de tu vida.

 

 

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