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En estos tiempos que corren, habrá quien piense que sentirse enfadado, crispado, enojado y alterado es bastante lógico. Y, efectivamente, el estilo de vida que llevamos y el panorama general que nos rodea hacen méritos a diario para que nos sintamos así.
Seguro que hay alguna persona de tu entorno cercano que estaría encantada de haber vivido en la Edad Media, ¿verdad? En esa época en la que la vida era un valle de lágrimas y aquí se había venido a sufrir, a ayudar al prójimo y a ganarse el descanso eterno.